martes, 13 de septiembre de 2011

Verano de accidentes

A ver si me sacudo este retraso tremendo que tengo en publicar cosas en este blog...

No, yo no he tenido ningún accidente. Pero, por alguna razón, la segunda quincena de julio fue abundante en noticias sobre ellos.

Por un lado, murió Alejandro Garvía, junto con otra persona, al estrellarse en su aeródromo de Marugán. Yo no le conocía (sólo hablé con él una vez por teléfono, para informarme sobre opciones antes de comenzar el curso de piloto de ULM), pero era un personaje de importancia en el mundillo, con un largo historial en los ultraligeros (su padre y su abuelo crearon el ULM Tango), y creador de Air Marugán hace unos pocos años, con un magnífico aeródromo. Por lo visto, era un avión nuevo pendiente de entrega, así que debía de tener algo mal de origen.

Poco después, a un Coyote se le paró el motor al ir a aterrizar por la pista 01 de Robledillo de Mohernando, aunque en su caso y afortunadamente ambos salieron ilesos.

Lamentablemente, de estos accidentes uno se puede enterar sin demasiado problema, pero no así de las causas. La Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil (CIAIAC) no investiga, en realidad, los accidentes de ultraligero. Antes había alguien, por lo visto una especie de persona voluntariosa, que colaboraba con la CIAIAC en estas investigaciones y publicaba unos informes de bastante interés; pero desde esto de la crisis, no ha habido nuevos informes publicados (el último que hay es el del año 2008, que se publicó en enero de 2010). En los foros todo lo que ves son condolencias por los afectados, pero para averiguar qué ocurrió (no por morbo, sino para no repetirlo) hay que estar en contacto directo con el círculo de personas relacionadas con la situación, y preguntarles. Hay una especie de reparo a explicar qué pasó, aunque sólo sea por no abrumar más a los afectados. Yo lo entiendo, pero es algo muy poco práctico, y muy poco beneficioso para el sector.

También la CIAIAC publicó por fin, tres años después, el informe definitivo sobre el accidente de Spanair de agosto de 2008 en Barajas. Indica como causa principal errores de los pilotos, por la incorrecta configuración de flaps y slats en el despegue (probablemente debido a las prisas), y por no reconocer la situación de pérdida (por lo anterior, y por falta de entrenamiento). Yo despegué una vez sin poner los flaps, en Loring, poco después de tener la suelta... afortunadamente no pasó nada, pero cuando me dí cuenta, se me heló la sangre, y de hecho yo creo que aún me dura el susto. Pero, en general, suelo seguir la lista de comprobación al pie de la letra.

Contribuyó al accidente de Spanair el que el sistema de alerta (TOWS) que debería haberles avisado de esa incorrecta configuración no funcionó, pero lamentablemente el informe se declara incapaz de explicar por qué fue así. Dice que los técnicos no hicieron su trabajo del todo correctamente, pero que no hay indicios de que eso tuviese que ver con el no funcionamiento del TOWS. La investigación judicial continúa, aunque no sé yo si llegarán a explicar exactamente la causa del fallo del sistema de aviso.

Y también se publicó el informe casi definitivo del accidente de Air France en el Atlántico del 2009, tras la asombrosa recuperación de las cajas negras, intactas, del fondo del océano. Confirma la mayoría de lo que ya se suponía, aunque peor aún: el avión entró en pérdida a 38.000 pies, y los pilotos no sólo no supieron recuperarlo, sino que hicieron lo opuesto a lo que deberían haber hecho para conseguirlo. A los pilotos de aviones pequeños siempre nos cuentan que una pérdida, habiendo altura, no supone un peligro; pero está claro que a los pilotos de aerolínea no les entrenan así. Por lo que parece, los pilotos se están acostumbrando tanto al vuelo automático de los aviones actuales, que luego les cuesta mucho volar si el piloto automático se desactiva. Bueno, no es consuelo para los familiares de las víctimas, pero al menos eso tiene arreglo, a base de mejorar el entrenamiento y algunos de los procedimientos de los pilotos, para que vuelen más de forma manual.

No quiero entrar en culpas, porque a mí lo que me interesan son las causas, pero sí hay que señalar que, siempre que un empleado comete un error, la compañía empleadora ha de tener responsabilidades, ya sea por la formación que le ha dado a ese empleado, el ambiente de trabajo que le ha proporcionado, o la decisión de ponerlo ahí.

En fin, para que no todo en este artículo sea luctuoso, he aquí otra cosa que ví en un foro, y que es bien bonita:




Bombarderos de la 2ª guerra mundial volando sobre Arizona, por H5 Productions en Vimeo


El próximo artículo, foticos de un vuelín que hice sobre el embalse de Valmayor, y luego, la crónica de mi viaje más largo hasta la fecha: Santa Cilia de Jaca. Pero, por ahora, eso es todo, amigos

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